lunes, 21 de diciembre de 2009

El constante amor por la vida.

Como un naufrago sin puerto voy viviendo lento, pasando las horas, apresurando la nada. Mirando por la ventana siento tanto el encierro que me acobijo en el espejo, buscando alguna sombra que ayer no estaba. Para sentir que algo cambio, dentro mío.
Claro que no quiero crecer sin vivir, y mucho menos vivir sin creer que en algún rincón estas vos. Sin conocerte estas encantando mis días y aunque mejor no hablar de las noches,
prefiero el silencio del mar, a la realidad en tierra.
Otra vez en este espejo que solo refleja mi soledad, me siento, descanso, voy muriendo.
Se va desdibujando mi sonrisa y claro, se retuercen mis pómulos, se cristalizan mis ojos, se inunda mi alma, pero hoy solo duele la nada, en la que se basa mi vida,
“Solamente quiero tener otra opción”. Esto pensaba, hasta hace unas pocas lágrimas.
Pero comprendí que los nudos del alma solo se desatan con fuego nena y que la arena en mi seca garganta solo te la debo a vos.
Ahora dime si aún queda algo de mí que no te duela., porque yo puedo decir que ya no te siento y ésta vez estoy sintiendo la verdad que alguna vez mentí.
Aprendí a ser feliz sin tu cuerpo, que ya no recuerdo y aunque vivimos tan bella sensación, me atrevo a decir que no quiero volver a vivirla, pero solo con vos.
Yo seguiré viviendo, desnudándome de alma, recibiendo tanto amor como pueda.
Cuanto comencé a dejarte, fue cuando realmente aprendí a quererme.
Solo puedo darte las gracias, por despertar tantas sensaciones nuevas para mí..



Dedicación completa, Leo Ditarcio. Un titán.

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